Los reality shows vinieron al mundo al final de la década de los 90’s cuando el mercado comenzó a demandar a la industria del entretenimiento personajes reales, que hicieran hazañas extraordinarias y que además se ventilara el día a día de sus vidas sean estas ordinarias o extraordinarias. En el mundo de los realities este conocer el día a día de los personajes se comienza a forjar una relación (rappor) en una sola vía entre el tele-audiente y los personajes.
El fútbol nació en la isla británica hace ya casi un siglo y medio. Y en el momento en el que la televisión y más en particular la televisión en vivo fue inventada se dio un matrimonio perfecto con el fútbol y los deportes en general, la gente ya no tenía que ir al estadio. Un matrimonio en el que unos jugadores brindan un espectáculo único e irrepetible (dado que ningún partido es igual a otro) y dónde el conocimiento del resultado convierte al partido inútil en un instante y por otro lado, en la televisión un medio que brinda la capacidad de una distribución masiva para llegar a toda la tele-audiencia que demanda este espectáculo único.
Y con esto llegamos al fútbol de hoy, que se asemeja más un Reality Show que cualquier otra cosa; dónde conocemos y nos compenetramos con los personajes, y hay de todo y con exuberancia: competencia de élite élite, mujeres hermosas, intriga y engaños, novelas de no creer, dinero, mucho dinero y lujos, y personajes que realizan proezas asombrosas, se inventan jugadas inéditas y nos deleitan con su fútbol fantástico todas las semanas.